Me hubiera gustado tener otra.
Una que me cuidara, y me mirara sin miedo.
Una que no me pusiera tanto a prueba, que cediera.
Que pudiera sentir piedad y me abrazara con ternura.
Quizá una que no se defendiera a cada instante.
Una que viera que lo que había en mí era bueno.
Que no iba a hacerle ningún daño.
Me hubiera gustado.
Pero ella no se elige, así es la vida.
Te toca.
Andrew Newell Wyeth (1917-2009)