Me gusta cuando me observas desde detrás. Porque sé que te gusta mi espalda. Sé que la miras despacio, cuando estoy en el vestidor y me quito la camiseta para meterme en la ducha. Me gusta que lo hagas. Me gusta que me hables desde lejos y que grites para que yo pueda oírte. Y así adivinar que ahí estás una vez más.
Mirando.