Ander entró en clase con cara de haber descubierto algo importante. Soltó la mochila, la dejó caer al suelo y se acercó hasta donde estaba Ura.

—Mamá tiene un juguete nuevo —le dijo.
—¿Sí? ¿Y cómo es? —contestó Ura.
—No he podido verlo todavía —suspiró Ander algo desanimado— pero ayer a la tarde oí como jugaba.
—¿Lleva pilas? El de mi mamá sí. A veces le quita las pilas al mando de la tele y cuando llego del cole no puedo ver Bob Esponja.
—¿En serio? ¿Bob Esponja? —Ander se quedó pensativo— Quizá mamá le quite las pilas al mando, lo mejor será que esconda su juguete.

Al día siguiente la madre de Ander lo llevó al colegio. Ura estaba en las escaleras comiendo pipas.

—¿Qué le ha pasado en el ojo a tu mamá?
—Papá me encontró con el juguete de mamá en la mano —contestó Ander con la naturalidad del que observa lo cotidiano —y le dio una torta muy fuerte.

**

Este relato participa en la iniciativa de @Divagacionistas de esta semana, con «Juguetes» como tema principal.

Anna Parini

Graduado en Biología por la Universidad de Navarra, máster en Comunicación Científica, Médica y Ambiental, es editor en Next Door Publishers, editorial dedicada a la divulgación de la ciencia.

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